El Gatopardo y gatopardismo
Por Mayobanex De Jesús Laurens
Publicado en El Nuevo Diario el 20/9/2008
Hace unos años leí en el periódico una
crónica sobre la obra “El Gatopardo”, del italiano Giuseppe Tomasi di
Lampedusa, y de inmediato sentí el interés de adquirir el libro, el
cual luego terminé de leer con emoción.
El Gatopardo es una narrativa de las
vicisitudes de una familia, allá por los años comprendidos entre 1860 y
1910, en Palermo, Sicilia, en las tierras de Agrigento de Donnafugata.
Se trata de don Fabrizio Corbera, príncipe de Salinas, ejemplo de
entereza y moral que muere bajo la angustia de la soledad que imprime la
nostalgia a la vida.
La obra destaca la vida de la sociedad
siciliana y la capacidad de adaptarse a los distintos cambios de los
pueblos que han habitado la isla a través de la historia, y que se
resume en la frase célebre pronunciada por Fabrizio: “Algo debe cambiar
para que todo siga igual”, paradoja que ha motivado que las ciencias
políticas la acojan el “gatopardismo” como válido, señalando con el
mismo: “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo
cambie”
Recientemente vi en el Cable la película
titulada con el mismo nombre, del director Luchino Visconti, filmada en
1963, con las actuaciones magistrales de Burt Lancaster, en el papel de
Fabrizio de Salinas; Alain Delon, protagonizando a Tancredi, sobrino de
Fabrizio; y la hermosa Claudia Cardinales, estelarizando a Angélica, la
hija de don Colagelo, un burgués de origen humilde que de repente se ha
enriquecido y se mete a la vida política.
La película es una narrativa de la obra y
presenta en ella la elegante vida en Donnafuta, las intimidades de la
familia del príncipe Fabrizio y las ambiciones de su sobrino Tancredo,
que después de estar comprometido con la hija de su tío, Concetta, se
enamora de la bella Angélica, dejando en la primera el desamor que
cargará por el resto de su vida.
El famoso baile del príncipe Fabrizio
con Angélica, que trae por momento la alegría a su vida angustiada por
el paso y la soledad de los años, y ambientado con el Vals Brillante, de
Giuseppe Verdi; extraordinaria melodía cuyas notas se habían
descubierto recientemente y se estrenaron para esa película, en música
del maestro Nino Rota, quien también le había puesto melodía a la obra
maestra “El Padrino”.
El Gatopardo es famoso por la frase de
don Fabrizio; desde entonces, se le llama “gatopardista” al político,
reformista o revolucionario, que cede o reforma una parte de las
estructuras para conservar el todo sin que nada cambie realmente.
La película de Visconti fue premiada con
la Palma de Oro, en el Festival de Cannes. Recomendamos a los lectores
el estudio de la obra, y cuando tengan la oportunidad vean la película;
quedarán encantados de leerla y verla
Autor: Mayobanex De Jesús Laurens